La audiencia de la Segunda Sala Penal para Reos en Cárcel en la que se leía setencia por el asesinato de Myriam Fefer el 15 de agosto de 2006, fue suspendida y reprogramada para el lunes 15 a la 1 p.m., debido al desmayo de Eva Bracamonte.
La jueza Aissa Mendoza precisó que si esta no se recupera, la sentencia será leída en su ausencia. Eva Bracamonte, además de Liliana Castro Mannarelli y el asesino confeso Alejandro Trujillo Ospina, podrían recibir 35 años de prisión.
La lectura de sentencia empezó minutos antes de la 1:00 p.m. Antes de ser suséndida, al determinar los hechos, la sala detalló que se ha probado que Trujillo Ospina fue el asesino, que ingresó a la vivienda de la empresaria con ayuda de alguien para no alertar a los perros y que Eva Bracamonte se encontraba dentro en al momento del crimen y que incluso bajó al primer piso del inmueble en dos oportunidades esa noche.
De otro lado, no se pudo probar las coartadas que presentó Eva para justificar su accionar esa noche. El juzgado también determinó que Eva Bracamonte resultó beneficiada económicamente por la muerte de su madre.
«La muerte de la agraviada fue ocasionada intencionalmente», concluyó la sala tras indicar que, por la evidencia que tienen, el asesinato ocurrió entre las 00:00 horas y la 1:30 a.m. del 15 de agosto de 2006 luego de luchar por su vida alrededor de 15 o 20 minutos.
También leyeron correos electrónicos de Trujillo Ospina, en los cuales él mismo se califica como sicario internacional y menciona el haber sido contratado para realizar un trabajo y un pago incompleto a través de un correo electrónico que determinaron era de su propiedad. «Por la falta de pruebas de una vinculación previa con la agraviada, la conclusión lógica es que Alejandro Trujillo Ospina fue contratado».
Alrededor de las 1:44 p.m., Eva Bracamonte se desmayó en su silla mientras se daba lectura a los indicios que señalaban su responsabilidad penal en la muerte de su madre, los cuales apuntan a que ella habría ayudado al sicario colombiano a ingresar a su casa para perpetrar el asesinato. Mientras recibía atención del personal, comenzó a convulsionar, por lo que fue retirada de la sala de audiencias en compañía de Liliana Castro.
Durante todo el ataque, el asesino Alejandro Trujillo Ospina no se movió de su sitio y se quedó sentado, tranquilo.