La familia del estudiante Roger Cayo Sacaca, de 22 años, pidió a los médicos legistas que no buscaran el proyectil que había ingresado por un ojo de la víctima y se introdujo en el cerebro, quitándole la vida. La extracción de la bala cambiaría la fisonomía de su rostro, y lo querían recordar cuando lo vieron por última vez. Los médicos legistas respetaron la decisión de los Cayo Sacaca.
La revisión de las necropsias de los 18 fallecidos por disparos el lunes 9 de enero en Juliaca es una experiencia espantosa. Contienen un minucioso registro de los cuerpos, un registro en profundidad de las heridas mortales e incluyen fotografías de las perforaciones de entrada y salida, y el hallazgo de los proyectiles. Son imágenes de horror.
De los 18 civiles fallecidos en Juliaca durante las manifestaciones del lunes 9 de enero, 11 recibieron de frente los impactos de los proyectiles. Es decir, los policías o militares apuntaron sus fusiles mirándolos directamente.
Otras 6 víctimas mortales fueron impactadas por los proyectiles por la espalda. Esto es, huían cuando comenzaron a escuchar los disparos.
La República accedió al expediente fiscal completo sobre la matanza en Juliaca, Puno. La carpeta contiene los protocolos de necropsia de todas las víctimas, la lista de efectivos policiales y militares que participaron del operativo y las zonas a las que fueron asignados el fatal lunes 9 de enero.
Patrones Comunes

Las necropsias son contundentes: De los 18, todos excepto uno murieron por heridas causadas por proyectiles de arma de fuego. Uno falleció a causa de múltiples heridas de perdigones de metal.

Tres menores de edad fueron abatidos aquella tarde. Uno de ellos, Elmer Leonardo Huanca, de 16 años, fue impactado en el tórax por una bala calibre 7.62mm., a la altura del pulmón izquierdo. El proyectil le perforó el diafragma, el hígado, y se quedó alojado en el abdomen. El calibre 7.62 corresponde a los fusiles AKM de la Policía Nacional.

La adolescente de 17 años, Jamileth Aroquipa Hancco, fue atravesada por una bala de calibre 9mm., Parabellum, que ingresó a la altura del abdomen. El proyectil corresponde a las pistolas Beretta o SIG Sauer, de uso oficial de la Policía Nacional.

El proyectil que mató a Roger Cayo Sacaca, de 25 años, entró por el ojo izquierdo hasta llegar al cerebro, lo que le produjo una hemorragia cerebral. La familia solicitó que no se continuara con la búsqueda de la bala para preservar la morfología del rostro de Roger Cayo.
El cuerpo de Gabriel López Amanqui tenía 72 orificios por disparos de perdigones. Uno de ellos cruzó el pulmón y le llegó al corazón. Ninguno de los perdigones salió del cuerpo. La fotografía de cómo quedó el cuerpo, que forma parte del expediente fiscal, es espantosa. El autor de los disparos actuó con ferocidad.

Según las pericias fiscales, 17 fallecidos presentaban heridas compatibles con los proyectiles de armas de fuego con las que cuentan militares y policías. Según las investigaciones fiscales, el 9 de enero los efectivos de la PNP salieron con pistolas, escopetas y fusiles AKM.
De acuerdo con las actas de necropsia, fueron encontrados restos de proyectiles en 9 cuerpos de las siguientes víctimas:
- Marcos Quispe Quispe
- Jhamileth Aroquipa Hancco
- Reynaldo Ilaquita Cruz
- Elmer Leonardo Huanca
- Ghiovanny Illanes Ramos
- Edgar Huarancca Choquehuanca
- Eberth Mamani Arqui
- Roger Cayo Sacaca
Los demás registran orificios de entrada y salida de los proyectiles:
- Marco Samillán Sanga
- Christian Mamani Hancco
- Héctor Quilla Mamani
- Gabriel López Amanqui
- Rubén Mamani Muchica
- Nelson Pilco Condori
- Heder Mamani Luque
- Heliot Arizaca Luque
Los restos de proyectiles han sido destinados por la fiscalía al laboratorio de peritajes balísticos forenses, para determinar con mayor precisión qué tipo de armamento se usaron: los fusiles AKM de la Policía Nacional o los Galil del Ejército.
El caso de Edgar Huarancca Choquehuanca, un ayudante de cocina de 22 años, es muy especial. Es el único que presenta tres orificios de proyectil. La necropsia de Huarancca es la más impactante de todas.
Catorce de las 18 víctimas fueron abatidas cerca del aeropuerto Inca Manco Cápac de Juliaca. El lunes 9 de enero, policías y militares se encontraban resguardando y reprimiendo a los manifestantes en esa zona. Según un documento obtenido por la Fiscalía, 63 soldados del Ejército fueron designados al lugar para apoyar a la PNP.
LaRepublica